sábado, 19 de septiembre de 2015

Nuestras calles: "Las nobilísimas Roperos y Priores"

Ildefonso Rueda Jándula
Artículo publicado en 
"Al pie de la Parroquia"

Si en Arjonilla preguntamos por la calle Roperos y Priores, los informantes nos llevarán hasta la calle Cristóbal Colón. Sin embargo, desconocen nuestros mayores que antiguamente (desde el siglo XVI), estos nombres se referían a calles distintas: Roperos para la actual Alonso Coello y Priores, para Cristóbal Colón. En mayo habíamos subido por la calle de las Parras y recorrido la del Cristo hasta desembocar en este mes de junio en Alonso Coello, una calle que ha llevado siempre el nombre de personajes ilustres ligados a la Historia de esta Villa, y que desde muy antiguo fue llamada Roperos, donde tuvieron solar los hijosdalgo más notorios, escenario de una de las escasas visitas de miembros de la familia Real a este pueblo y del acontecer cotidiano de nuestras gentes. De todo ello trata esta nueva entrega del ambiente histórico costumbrista de nuestras calles.


Casa principal del Vizconde de los Villares.

Hacia 1.603, el pueblo llamaba a la calle Alonso Coello, como calle "De la Ropera", aunque su título oficial era Calle Luis de Castilla, un regidor del Ayuntamiento que alcanzó el título de alcalde de la Santa Hermandad y ocupó los escaños del cabildo municipal en la primera mitad del siglo XVII. El apellido Castilla, perteneciente a una familia nobliliaria, estaba poco extendido en el Arjonilla de aquel tiempo. Precisamente en esta calle habitaba en 1751 el presbítero Alfonso Gómez y Priego, a quien se había concedido la capellanía fundada por Gonzalo de Castilla que le obligaba a pagar 49 misas rezadas sobre varias tierras y olivos y una viña en el Albercón.

Sin embargo, el personaje más destacado que tenía solar en esta calle durante la Edad Moderna (siglos XVI - XVIII) fue el Vizconde de los Villares, Don Gabriel Ceballos Villegas y Villalbos, caballero del hábito de Santiago, Señor y Vizconde de los Villares de Jaén, caballero veinticuatro de dicha ciudad. La casa principal, en cuya fachada aflorarían los escudos del linaje tenía su puerta orientada al sur, y lindaba con otras casas propias de la Condesa de Cazalla, vecina de Jaén y con el vecino Esteban de Mercado. El patrimonio inmueble de este individuo no se acababa aquí sino que poseía otras casas en las calles La Plaza, Salas y Castillo, además de molinos de aceite en la calle Molinos y Carrera de San Roque. Como bienes rústicos destacan varias hazas de tierra de ruedo en la Calle Molinos, la Caleruela, los Barrancos, las Vicentas, camino de la Haceña, Cañada de las Huertas y las Cantarerías,  tierras de campiña en la Peñuela, arroyo Arjonilla y Coquijo, y un total de 4.423 olivos repartidos en los sitios de Las Vicentas, Camino de las Cruces, Valderramas, Esperilla, Arroyo Ballesteros, Cañada el Gordo, Pozuelo, Los Naranjos, Camino de Lopera, Majuelo de Parra, Cañada de Pedro Díaz, Cañada Honda,  Valdezorras, Cañada de las Casillas, Peñuela, Cuatro Sendas, Camino Porcuna, Senda de la Encina y Morisco.

Serrano Fernández de Córdoba

En la calle de los Priores, hoy Cristóbal Colón, el más destacado vecino era D. Agustín Serrano y Valdivia, caballero hijodalgo que en 1751. habitaba con la siguiente parentela, según declara el Catastro de Ensenada: "Mi familia se reduce a Dª  Luisa María Fernández de Córdoba mi mujer de edad de cuarenta y cuatro años. Dª Juana Francisca Daza de Torres mi madre de edad de sesenta y ocho caños. D. Vicente Serrano Fernández de Córdoba mi hijo caballero hijodalgo de edad diez y ocho años. Dª Vicenta Serrano Fernández de Córdoba mi hija de edad de siete años. Sirvientes: Catalina Rosa de Soto vecina de esta Villa de edad de diez y ocho años sirvienta para la asistencia de la familia, gana ciento y diez reales cada año. Anselma Salustiana vecina de esta Villa de edad de diez y siete años sirvienta para la cocina, gana ciento y diez reales cada año. Manuel de Moya vecino de esta Villa de edad de once años sirviente en el ejercicio de mandadero, gana sesenta y seis reales cada año".

El solar familiar queda descrito de la siguiente manera: "Poseo unas casas principales en que habito en la calle Priores de esta Villa linde por la parte de arriba con casas de Don Fernando Jiménez de Soto y por la de abajo con casas de Luis Manuel Gómez, donde se incluyen una sala y tres cuartos principales bajos, otros dos que sirven de oficinas, un sótano con su bodega con algunos vasos, otros tres cuartos principales, dos cocinas y otros dos que sirven de oficinas en alto, un patio, en él un cuerpo cubierto con su pozo y su corral con su caballeriza". Del resto de sus bienes declarados en el Catastro, destaca un molino de aceite que por la descripción catastral podemos localizar en la antigua cooperativa San José: "Un molino de aceite en el sitio y carrera de San Roque distante doscientos pasos de esta Villa linde por levante con hazuela de Don Pedro Pastor por poniente con molino de Don Lope Jiménez, por el sur con hazuela que en aquel sitio poseo y por el norte hace frente a la ermita de Señor San Roque".

Coello de Portugal

En 1927, la calle Priores es rotulada por el Ayuntamiento como Yanguas Messías y anteriormente la calle Roperos, o Luis de Castilla, había sido dedicada en 1901 a Don Alonso Coello en agradecimiento por las concesiones de la Casa Real para con este pueblo. Los Coello de Portugal habían iniciado su rama familiar giennense con Don Gómez Fernández Coello, y llegan hasta Arjonilla mediante la unión con los Serrano Contreras. Esta es la evolución del linaje desde el primer contacto matrimonial de los Coello con otras familias nobles de Arjonilla:

1.- D. Alonso Coello de Portugal Arquellada, Señor de Pozo Ancho y Dª Melchora Serrano Contreras.
2.- D. José Coello de Portugal Serrano y Dª Francisca de Góngora y Coello.
3. -D. Alonso Coello de Portugal y Góngora y Dª María Dolores Ceballos y Hierro (1ª esposa) y Dª Ana Margarita Ramírez y Uribe (2ª esposa)
4.- D. José Ignacio Coello de Portugal y Ramírez, y Dª María de los Dolores Contreras y Aranda.
5.- D. Alonso Coello de Portugal y Contreras, Primer Conde de Pozo Ancho, y Dª María Mercedes Pérez del Pulgar y Fernández de Córdoba.

Las primeras noticias documentales de la vivienda de los Coello de Portugal en la calle Roperos, proceden de 1880, si bien presumimos el establecimiento de esta familia en Arjonilla desde el siglo XVIII. Don José Ignacio Coello de Portugal y Ramírez de Arellano, casado con Dª María de los Dolores Contreras y Aranda poseía varias casas en la Calle Roperos, Corredera, Santiago y Mercado pertenecientes "al mayorazgo fundado con sus agregaciones por D. Alonso Serrano, que poseyó el Sr. D. Alonso Coello y Góngora, padre del Excmo. Sr. Don José Ignacio" Queda por tanto claro que la estancia de los Coello en Arjonilla se debió por su unión con los Serrano. En memoria de un  hijo de Don José Ignacio, Don Alonso Coello, el primer conde de Pozo Ancho, quedará para siempre rotulada esta calle, en agradecimiento por sus gestiones en la escuela de párvulos que costeaba la infanta Dª Isabel Francisca de Borbón, "La Chata". Desde el palacio de La Granja, el secretario tesorero de la Infanta, enviaba la siguiente carta al Ayuntamiento de Arjonilla en 1914:

“Su Alteza Real la Serenísima Señora infanta Dª. Isabel, enterada del atento oficio que se ha servido V.S. dirigirme como presidente del Ayuntamiento de Arjonilla, me ordena que en su nombre le envíe así como a ese Ayuntamiento las más expresivas gracias por el acuerdo tomado de dar a la Plaza de la Constitución de esa Villa su nombre de “Plaza de la Infanta Isabel” con la cual S.A.R. ha quedado muy satisfecha y reconocida a este Ayuntamiento por su atención y prueba plena de su adhesión y afecto a su Real persona. En cuanto a mí, también espero reciba ese Ayuntamiento la expresión más sincera de mi reconocimiento por el honor inmerecido que me ha concedido al acordar cambiar el nombre de la calle Luis de Castilla por el mío, llamándola “Calle de Alonso Coello”; con lo que me considero muy honrado y obligado a esa Villa por la que tengo especial predilección para que de mi inutilidad disponga como tenga por conveniente. Dios guarde a V.S. muchos años".

En la década siguiente, la Infanta Isabel Francisca, saludaba al pueblo de Arjonilla, desde el balcón de la casa de los Coello de Portugal en esta calle, que tuvo el privilegio de acoger por unos días a uno de los miembros de la Familia Real más queridos por el pueblo español, hechos de los que aún queda memoria entre nuestros mayores. Espero que con estas breves pinceladas, conozcamos algo más sobre la familia Coello de Portugal, aparte de la popular historia del grupo de criadas que una noche de San Antón  decidieran saltar las candelas.

Entre los oficios y el anecdotario

Hasta la guerra civil, en la calle Priores estuvo la farmacia de D. Leonardo Guzmán Sotomayor, ya que con posterioridad, se unió a la de D. Ángel García Lara. Otro de los establecimientos ligados a la historia popular de esta calle fue el comercio de tejidos instalado por el valenciano "Leonardico", traspasado a Manuel Bernal. Frente a la casa de los Coello, Manuel Cuesta Pérez tenía el obrador de calzado, donde en cierta ocasión ocurrió la siguiente anécdota.


Uno de los aprendices de zapatero llamado Pepe, fue enviado por el resto de la plantilla de aprendices y zapateros a cambiar el agua de la pileta donde enfriaban el cerote. El aprendiz, sacó la pileta al patio para llenarla de nuevo con agua del pozo, y una vez que el cubo había subido a la altura del brocal, se rompió la soga y cayó al fondo del pozo con un gran zumbido que pudieron oír los aprendices desde la zapatería. Mientras, a Pepe se le ocurrió ir a casa de la vecina por unos garabatos de hierro para sacar el cubo. Con la tardanza, los zapateros comienzan a preguntarse qué podía haber ocurrido, a lo que alguien respondió que se había oído un gran ruido. Inmediatamente se levantaron de la mesa de trabajo y se dirigieron al pozo, comprobando que allí no estaba Pepe, ni el cubo. En esos momentos, Pepe y la vecina habían subido a la cámara a buscar los garabatos y desde la ventana de la cámara podía oirse lo que en el patio vecino estaba ocurriendo. Los zapateros exclaman: ¡Pepe¡, ¡Pepe¡, y el aprendiz, desde la cámara responde: ¡ Aquí estoy¡, y creyendo los otros que había respondido desde dentro del pozo, contestó uno de ellos: ¡Cierra la boca que te vas a ahogar¡. En esto que varios muchachos comienzan a atarse la soga del pozo a la cintura, y cuando comienzan a bajar para sacar al muchacho del pozo, aparece Pepe por la puerta del patio con los garabatos en la mano, que casi tiene que soltarlos y echar a correr ante las iras de sus compañeros de oficio. En fin, cosas de esta Arjonilla nuestra que continuaremos el mes que viene.